De todo lo bueno y todo lo malo.

               





          Hoy tengo ganas de reírme de mi misma. De mis manías, de mis seriedades, de mis dignidades, de mis soberbias y de mis orgullos. De mis defectos y de mis neuras.  De mis miedos, de mis auto-exigencias , de mis limitaciones y de mis auto-imposiciones. De lo que hago mal, y de lo que incluso ni sé hacer. Porque quiero , porque me siento bien, y porque todos deberíamos pararnos a  hacer este ejercicio más a menudo; para restarnos importancia, para relativizar y para tomar consciencia de la energía que desperdiciamos en cosas que no le importan a nadie. Porque cada uno de nosotros somos todo lo bueno , pero también  todo lo malo. Somos lo que podemos y conseguimos pero también somos  lo que no pudimos ni conseguiremos.

Porque nadie es tan digno ni tan  importante como para no darse cuenta que ninguno somos mejores que otros y que de esta vida sólo nos llevamos eso mismo. Y hay que reírse, reírse, reírse de uno mismo y de su propia sombra. Porque en algún recoveco de nosotros mismos, la eterna aspirante  a esa persona  sensata, madura, respetable, digna, paciente  y  ejemplar,  con la que soñábamos ser  desde pequeñitos le apetece,  descansar.

Desde caerme por las escalera de la Iglesia donde hice mi comunión , rodando cual bola de nieve con 9  carnosos añitos ;  apretados entre tules y telas blancas,  al pisarme el traje mientras  hacía equilibrio calculando religiosamente los tiempos en los que tenía que subir cada escalón al ritmo de la música,  a la vez que sostenía mi ofrenda con flores,  muy digna y propia toda yo…hasta el bloqueo mental que experimenté al interpretar a la repelente  profesora  de una obra de teatro; “ El Burro Pollín” .

Lo recuerdo como una película de terror en cámara lenta ; con mis once años y ahí estaba yo de pie, muda  y presa de un pánico escénico que aumentaba  en la misma  medida en que lo hacía el murmullo de los espectadores-padres. ¡AURGHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!   Ahí conocí mi primer "tierra trágame" de mi vida.

No rompía…y el Burro Pollín  improvisando, “susurrándome” a grito pelao mi parte de la obra,  intentando rescatarme del  “flash” que había mandado a  mi subconsciente a darse un paseíto…  Creo que  la mezcla de  los graznidos que me pegaba la  Sra. Directora del colegio escondida entre los telones del teatro en una esquinita entre aspavientos con  sus miradas  de  rayos láser, la cara de angustia de mis compañeros porque me estaba cargando la obra al principio, la vergüenza ajena mía de mi misma, pensando en el bochorno de después... no ayudaban a salir del shock, y me convertí en estatua de sal. 

 Muda, sorda y  creo que ni respiraba.  Pobre Burro Pollín, y menos mal que  me rescató de mi estado de enajenación transitoria, saltándose la mitad de la obra…    Encima a los pocos días jugando en el  cole, caí una maceta recién compradita por la directora, ¡¡¡¡Y LA ROMPÍIII!!!!

     Dejémoslo en que desahogó su ira acumulada por lo del Burrito y parecía que había  roto un jarrón de la Dinastía Mín o algo parecido . Pobrecita. La verdad es que no se lo tengo en cuenta...

 
    ¿Y puede que ahí comenzara mi bipolaridad?  ¿Mis angustias existenciales? ¡¡No sé!!  O puede que comenzara cuando me rompieron por primera vez el corazón: 

      Hice un ritual  a modo de haraquiri emocional pero sin el sujeto...era como una especie de rito de desintoxicación tirando por el W.C. todos los recuerdos...y cuando digo TODOS, son TODOS. ¡Incluye a un pobre y lindo pececillo naranja que me regalaron por Navidad!

    Ahora me horroriza lo que le hice al pequeñiiiiiiiiiiiiiito pez, pero en ese momento me sirvió para pensar que mi pena se iba a ritmo de tirada de cadena; ¡oye!, que me sentía  súper aliviada, aunque reconozco que un poco agobiada porque atasqué el water. ¡Qué cruel Dios! ¡¡¡Perdón, perdón, perdón, perdón!!! 

    Prometo que sólo lo hice esa vez y no he vuelto a sacrificar ningún animalillo...

   Pues bien, lo cierto es que ojalá pararan ahí todas mis exageraciones, mis excentricidades, mis manías y mis neuras, pero va a ser que no:

  • Necesito obligatoriamente desayunar siempre lo mismo y sola. Depende de si es verano o invierno, tostadas Multicerales con aceite y azúcar o con mantequilla Tulipán y miel. Con café capuccino de Alcampo, no puede ser otro. Necesito una hora para poner en marcha la máquina sin que nadie más exista en ese espacio en el que durante esa hora SOY YO; la gordita tritura spaghettis que rodó por las escaleras en su comunión, la cuajona profesora que se quedó muda en el Burro Pollín, y la psicópata que fue capaz de tirar un ser vivo por el water de su casa para aliviar su disgusto. Me pillo un tomo de mi enciclopedia de "Frases célebres" y busco siempre alguna que dejarle a mis niños en mi súper pizarrín de la cocina, para hacerles preguntas después , a ver si se han enterado de algo de Homero, Descartes, Shakespeare , Aristóteles  o similar. Algo se les quedará,  digo yo.
  • Por épocas pienso que me voy a morir pronto y joven ; cáncer o similar...así que primero me pongo triste, melodramática e inaguantable y después me da por aprovechar la vida hasta que se me pasa...¡¡ME DA UN ATAQUE DE CARPE DIEM!! Esto es muy característico de mis cambios de humor, de mi intensidad y de lo voluble que puedo llegar a ser, dependiendo de las fases lunares ¡Así se estabiliza mi escala de valores!
  • Si me levanto con el pie izquierdo me emparanoyo con que voy a tener un mal día y si amanece nublado,  me aprovecho de  mi meteoropatía para emburbujarme  y escudar  en el mal tiempo todo lo  que me pasa malo; aunque sea absurdo. Odio la lluvia, y además , me  pone triste.
  • Me leo todo lo "leíble" en el baño, y cuando ya me lo sé de memoria,  juego a formar palabras cambiando el orden o cuento las teselas o los azulejos ... ¡Ah! Y me sé de memoria el cartel que hay pegado en el baño de la puerta del servicio de mi oficina(y lo recito mentalmente sin mirar...).
  •  Me arrepiento al segundo después de reñir a berrido sacado a mis hijos y me los como a besos al segundo siguiente, perdiendo así tooooda mi autoridad ( espero que no sean unos delincuentes por eso). Los adoro, y no me avergüenza decirlo, se me cae el culo asquerosamente con ellos y lloro en sus funciones , en las de Navidad y en las de verano ( ...y soy muy llorica); en todas, aunque canten o bailen mal y dejo que mi peque me multe con un euro por taco que se me escapa. Me encantan que hereden mis exageraciones y mis mini - manías y que se les pegue un poco de mi forma de ver la vida.
  • Hablo a veces sola, y me tengo yo misma grabada a mi misma en el móvil cantando: -" ¡Que alegríiiiiia, cuando me dijeeeeeeeron, vamos a la casa del Señorrrrrr!"-  Y me encanta, me encanta, me encanta; oírme hacer el ridículo cuando estoy muy seria y agobiadísima por algo que me quita el sueño. ¡Es alucinante el efecto terapéutico de no darse tanta importancia a uno mismo! ¡¡Desdramatiza cualquier situación!!
  • Necesito dar y que me den un beso de buenas noches, si no, no consigo dormirme , y me hundo en la miseria si me hablan con tono frío o desdeñoso, aunque cuando yo me monto en mi moto soy la peor de las emperatrices malvadas.
  • Soy incapaz de seguir una receta al pie de la letra y no me gusta que me observen cocinar: ¡ME INTIMIDA Y NO PUEDO IMPROVISAR! Me encanta comer, zampar y disfrutar comiendo... me pongo de mal humor y muy triste si me pongo a régimen. Y cocino desde chiquitita, me encanta cocinar para todo el mundo,  pero nunca hago dos veces igual la misma comida. Me como las masas de todo crudas, incluso la carne picada aliñada(...uppps!). ¡Ah! Y las medidas y los tiempos son a ojo.
  • No encajo bien ningún tipo de halago ni piropo, y me vuelvo medio tonta porque no se ni donde mirar , ni que decir. Puedo incluso parecer un poco gili o arrogante.
  • Soy experta en cambiar el color de las situaciones, porque quiero que todo sea HAPPY -HAPPY y me cabrea hasta límites insospechables todo lo que tiene que ver con el cáncer y la muerte. No me gusta hablar de la muerte.
  •  Siempre , siempre, siempre,  me la dan con queso cuando me doy por completo a las personas. Pero sigo confiando en ellas; prefiero que me la peguen alguna vez y aprender de cada una de esas veces , que desconfiar toda la vida. Sería mucha tensión de por vida. Así pues, dadmela con queso una vez, que seguramente habrá otra segunda.
  •  Cuando  estoy enferma y lo estoy  pasando mal , mal , mal de verdad sólo me acuerdo de mi madre...y encima la llamo (a gritos), aunque sé que no va a venir. Y para mí, no existe ni existirá,  otro artista mejor que mi padre, quien me enseñó a apreciar,  a disfrutar y a distinguir  la belleza de las cosas . Lo admiro y adoro, y lo admiraré  y  lo adoraré ,  hasta el infinito.

       Pues bien, esta soy realmente yo. Con todo lo bueno y todo lo malo de mi misma.  Que eso es realmente lo que somos.

                                     UN REGALITO,VAMOS.  Y POBRE PEZ...


                               



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