Cuando la vida se complica.




     Adoro  volver a la monotonía de mis días y de mi “desorden” vital: ese  caos genial en el que me veo sumida y obligada voluntaria y encantadamente, intentando conciliar  entre gritos, horarios, discusiones y  algunas risas -con un estresante: "¡corre, corre que te pillo!"-, mi familia,  mi trabajo,  mi serenidad y la educación y  el cuidado de ellos...


 Ellos, como he dicho mil veces, son mi vida.

   Y la realidad de haber sentido de cerca el hecho de que me pudiera faltar  alguno, ha hecho que  mi  alma sea  la que agonice cada uno de esos segundos  en los que he pasado con "miedo" a perderlo...

    Porque el alma se te muere cuando pierdes a alguien que quieres tanto; tal es el miedo que pasas, que  se te hace imposible imaginar su falta, por la injusticia y la incomprensión que supondría que un capricho del destino te condenara a vivir el resto de tus  días sin su presencia.

     Ya agonizó mi alma una vez, y esa vez pensé que me faltaría el aire para respirar si no estaba su presencia en mis días...  Y resultó que a pesar del dolor de su ausencia, respiré para sobrevivir, aunque no comprendía nada. Aquello me hizo comprobar que en vida, puede haber mil maneras de morir sin perecer. Y que cada una de ellas, te hace más fuerte, pero no te resta dolor ni sufrimiento, haciéndose una suculenta tentación para la vida el ponerte  a "PRUEBA" para comprobar si tu querer desmedido llegará  o no a  corresponderse con un dolor desmedido...

      Así que después de todo, he decidido no ir por “listas”, he decidido no planificar tanto; esas listas de obligaciones que a primera hora de la mañana me esforzaba en “ordenar”, para ir tachándolas de una en una, en escala de importancia. Una importancia que torna en relativa tan pronto como te amenaza la vida por intentar imponerle tus prioridades... Prioridades que van cambiando tan pronto como sentimos el miedo a perder a alguien y a sufrir su ausencia.

  •     Viviré la vida y acometeré lo que me depare según se le antoje en cada momento... y sin ponerle demasiadas pegas, me entrego a su capricho.  Mientras me permita vivir a los míos.  Porque me doy cuenta de  que hay tanto que se escapa de nuestras manos; de nuestro control… que ahora no opongo resistencia.

  •     Viviré la agradable sensación que te da el saberte superviviente de otra buena zancadilla en el camino. Y seré feliz los momentos en los que consiga vivir sin miedo, disfrutando de los periodos de mi vida que estén marcados por ausencia de desgracias.

  •     Pensaré, viviré, hablaré y seguiré respirando por el corazón, siempre mirando bien alto hacia delante, con gratitud, confianza  y con una buena sonrisa, como me enseñó mi madre;  sin mirar nunca atrás, y a pesar de que la vida te quiera dar la espalda. Para evitar ese dolor que se siente cuando le tienes rencor a la vida... Ese rencor que te da la impotencia de lo que no puedes cambiar.


    Porque cuando la vida se complica, te vuelves PORDIOSERA, MENDIGAS A LA VIDA Y TE CONFORMAS CON LO QUE ELLA TE QUIERA SEGUIR OFRECIENDO.

   Te sientes culpable y te arrepientes de todo aquello que te puede haber llevado a ser la única culpable de ese castigo... castigándote  el destino con el dolor de quién más quieres, porque ese dolor te hace más daño que el tuyo propio.

    Cuando la vida se te complica, te das cuenta de quien realmente te aprecia, pero te das cuenta de quien no lo hace... porque cuando estás en el "barro" se transparenta la calidad de las personas. Y te das cuenta del tiempo que has perdido preocupándote por ellas.

     Cuando la vida se complica, se enciende la alarma de alerta emocional y se para todo; rezando para que el segundo de existencia siguiente no complique la vida aún más.

     Y cuando todo pasa, bajas la guardia y se apaga la luz de alerta; y lo único que te quedan son agujetas en el corazón y el alma asfixiada, de haber sostenido tanta tensión e incertidumbre  de ese segundo siguiente... Y ENTONCES LLORAS; lloras porque ya no opones resistencia, bajas la guardia y te entregas a la vida indefensa. Y cada lágrima lleva consigo un sabor de agradecimiento por cada segundo de más que se te ha regalado para volver a la ansiada rutina de la que tanto te  quejabas... adorable rutina.

    Porque cuando se te complica la vida, concluyes que por mas estocadas que te da , siempre es necesario probar todos los sabores que te va ofreciendo. Porque ese sabor tan amargo de algunos momentos, te hace más exquisito e intenso, el sabor de los momentos posteriores. Muchos dulces, otros ácidos e incluso muchos con su punto justo de sal.

PERO TODOS ELLOS TE HACEN VALORAR Y SOBRETODO RECORDAR, LA AVENTURA QUE SUPONE  EL VIVIR UNA VIDA "NORMAL" Y BIEN APROVECHADA, JUNTO A TU FAMILIA.

  La encantadora normalidad de mi cotidianeidad, que supone MI VIDA ENTERA, mi marido y mis tres hijos con sus mochilas cargadas de problemas. Problemas que estoy encantada de tener la oportunidad de resolver, y más aún , fuera de un hospital.

   Así que que a partir de ahora el sentido de mi vida será el vivir cada día como se presenta intentando hacerlos felices, disfrutando de cada momento; de cada llanto y de cada sonrisa, de cada enfado y de cada alegría...  Disfrutando de todos los segundos de la existencia, absolutamente de  todos -sin planificar ni echarle el lazo al segundo siguiente-, porque en  ese justo segundo nos puede cambiar la vida.

     No ha sido una racha de mala suerte, al contrario, ha sido una racha de buena suerte porque somos afortunados de habernos encontrado por el camino a maravillosas personas que han hecho posible que la vida nos haya dado una segunda oportunidad de tenerlo con nosotros... 

  Lo único que espero, es  que la angustia que ha sentido  por estos  días vividos, la olvide pronto; y si no es así, espero que le sirva de apoyo y empuje para los días que han de venir.

    Y espero de corazón que no le guarde rencor... porque satisfacer ese rencor no le va a borrar lo vivido; y lo único que le traerá será frustración por no entender que la vida no solo supone que  los buenos reciban premios y los malos castigos...

LA VIDA ES MUCHO MÁS COMPLICADA QUE ESO: HAY VECES QUE LOS BUENOS RECIBEN "CASTIGOS"... Y EL  "PREMIO" ES SABER SOBRELLEVARLO Y SOBREVIVIRLO: YA SE ENCARGARÁ LA VIDA DE HACERLE PAGAR COMO SE MEREZCA LA FALTA DE HUMANIDAD QUE TUVO ESA PERSONA EN ESE MOMENTO EN EL QUE LE FALTÓ CONCIENCIA.
  
   Así es que si  "él" o "ella",  algún día leyera esto que escribo, que sepa que ni tan siquiera le guardo rencor. No voy a gastar ni un sólo segundo de mi vida por alguien que no acudió a socorrer a un niño de 14 años después de atropellarlo. Tan solo cabe en mí la indiferencia ante una persona sin calidad humana, condenado a permanecer "escondido" de él mismo, durante toda su vida.

 La desgracia la lleva en no poder tener jamás el corazón limpio. Y  afortunadamente... la vida sigue para nosotros, viviendo amaneceres más serenos que los suyos.







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