Una carta cualquiera.





    Hace días que no escribo. Bueno, miento; sí que escribo, pero no publico.

    Me siento rara, observada, juzgada... y me limita. No soy yo. Lamentablemente me ha dado por pensar, y cuando lo hago , al contrario de lo que pueda pensar todo el mundo,no me salen las cosas igual. No hablo igual, no transmito igual, no siento igual...reconozco que me "frustro" un poco. 


        Ni mejor ni peor, simplemente no me reconozco, no soy yo, supongo que es otra de las mil versiones que hay en mí,  que han nacido sin que yo me entere, en su lucha por sobrevivir. Como la aturdida Emperatriz. 

         Pienso, pienso y pienso y le doy ochenta y una mil vueltas a todo. Es como si sentaran en una sala de interrogatorios a todas las versiones de mí misma, ahí, sentaditas todas con la espalda recta y mirada perdida;  yo madre, yo amiga, yo hija, yo compañera , yo hermana, yo esposa... para averiguar si realmente estoy cometiendo un crimen o no mostrándome desnuda: 

 -"Por qué escribe ud.? ¿Por qué se expone y se desnuda ante tanta gente que ni la conoce y a la que probablemente ud. le importe un pimiento?¿ Por qué le da igual que no la comprendan y estar sujeta a despellejes críticos y/o a malas y pérfidas interpretaciones?¿Por qué siente la necesidad de hacerlo si antes no lo hacía? ¿Por qué se siente fuerte a pesar de todo?"- (...el interrogatorio sigue pero es muuuuy largo). 

       Y me contesto otras ochenta y una mil veces. A veces las respuestas dejan tranquila a la Señora Conciencia (ocupa que vive en mí, que es la responsable de este interrogatorio y de que el reino de su majestad La Serenidad no tenga muchos altercados morales...bueno y he de reconocer que ambas son las culpables de que me salgan granos o no). Pero otras veces...¡ayyyyyyyyy! la Señora Dudodetodo aflora en mí, y al dar por saco tanto, se apodera de mis neuras y erupciona el volcán D. Vértigo:

    -"¡¡Dios míoooo!! ¡Cuáaaantas visitas! ¿Le importará a la gente de verdad lo que escriba? ¿Transmitiré lo que pienso bien? ¿Lo estarán interpretando mal? ¿Estaré pecando de vanidosa y/o narcisista al hablar de mí, exponiéndome? ¿Haré bien al contar pequeños episodios de mi vida , que incluyen a mis hijos? ¡No sé! Creo que no voy a escribir más sobre eso, podría molestarse Fulanita o Menganito . Bueno, no, me da igual, pero ¿lo hago? No mejor no, ¿o sí?...AURGHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!" - 


     Ay Dios, la leche que le dieron a Descartes con tanta Duda y a su puñetera madre!!


    ¿Pues sabéis qué? Que he descubierto después de tantas vueltas por el complejo mundo de mis neuras, que escribo POR Y PARA MÍ MISMA. He encontrado una manera de trasladar mis pensamientos, sentimientos y emociones a modo de "desnudo", y lo expongo como regalo para todo aquel que quiera leerlo. Simplemente comparto. No en un intento de lucirme (¿qué me voy a lucir yoooo?)  a mí misma ni mucho menos, porque no creo que esta Emperatriz tenga mucho más que lucir que el hecho de encontrar una forma de liberarse de lluvias de ideas o pensamientos que a diario entre obligaciones,  broncas y rutinas varias, no saben por qué calle tirar en su compleja cabecita. 

       Así que he descubierto que no es en la cabeza donde se tienen que quedar: 

      Hay una autovía directa en la que plasmo todo lo que sale directamente del corazón, sin aditivos, ni censuras de mi querido Mr. Cerebro tan intoxicado de miedos y prejuicios. Y lo que es más importante ; sin pagar peaje a la  Señora Razón. Sin que D. Sentido Común lo escanee. Esos pensamientos una vez plasmados en el plano de lo real, dejan de darme la lata y dejan de ser míos...¿o no?

      Pues ya he decidido: y decido seguir con mis "trances" en los que mi boli (o mi lápiz; lo que toque), toma vida propia y coge carrerilla en la libreta de cuadros para dar cuerpo y forma a lo que soy, a lo que siento y a lo que pienso. Con toda la intensidad que me caracteriza. Para bien o para mal. E intentaré no pinchar ni  tirar la toalla.

     No escribo en un afán de que se me conozca mejor, ni es un diario personal (aunque antes siempre los escribía). Simplemente he dejado que la versión de mi misma que toma cuerpo en la cursi "Emperatriz", se explaye para permitir ser ella misma.  Sin embargo sí que puede que sea, un afán de superación. Pero de superación de tabúes y de miedos, de clichés y de sentencias (y tendencias) sociales que tanto nos limitan a diario y nos impiden ser transparentes. 

     Y para terminar sólo deciros que quién me conoce de verdad, quién me quiere de corazón y ha formado y forma  parte de mi vida, sabe que desde hace años, la mejor vía que encontré para expresar lo que sentía o pensaba, era la de escribir laaaaargas, profundas e  intensas cartas, en las que intentaba transmitir lo mejor de mí, a veces divertidas y otras más serias, pero siempre con el corazón por delante. Y eso me hacía sentir bien, muy bien.

       Cartas antiguas, con sus folios  y con sobres, sellos y remite. Y ahora la tecnología hace que me ahorre los sellos y los sobres, y lo envíe en un click para que llegue de una vez a  un porrón de gente. Ojalá, todos decidieran seguir escribiendo sus propias cartas desnudas, sus verdaderos pensamientos.  Quizás todos nos conoceríamos mejor.


                "Una carta es siempre sagrada; porque es o porque puede ser la expresión de la intimidad de unos instantes de nuestra alma, cuya facilidad se confía a la lealtad del que la recibe.  La responsabilidad de una carta, y por eso es sagrada, se evapora en el mismo instante que le sigue. Todo estado es necesario, y por tanto, bueno. LA FLOR NO NIEGA LA HOJA, NI LA HOJA NIEGA EL TALLO Y LA RAÍZ"


Herman Keyserling.


                   GRACIAS A QUIEN QUIERA QUERER ENTENDERME.

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