Ser madre, Arte y Oficio.

 



            Y  llega ese momento en el que te reconoces en sus zapatos. Eres ella en ese gesto, en esa aburrida pero sensata decisión, en esa broma que pretende rebajar la amargura de un drama , -para ellos-, existencial; en esa sonrisa eterna y difícil que pretende con mucho trabajito disfrazar el dolor de un mal trago. 

        Eres la mamá que cuida, ordena, educa, organiza, cocina, comprende, respeta, acompaña, lleva y trae, resuelve y eternamente ESTÁ. O al menos lo intenta, que no es poco. ¡Bueno! Y además tenemos un máster en eso de fingir que todo está bien cuando en realidad quieres salir corriendo espantada gritando histérica:

 -  "¡¡Tierraaaaa !! ¿¿ Pero qué haces, que no me tragas ya??-" 

        Somos expertas mentirosas piadosísimas de manera totalmente inocente e instintiva, con el único objetivo de aliviar equipaje en un viaje en el que me temo, aprenderán más al estrellarse solitos...Todo esto, a sabiendas, y con la total certeza, de que esas "cesiones" de amor incondicional y de ti misma, de tu ser, de lo que realmente creías que eras; un buen día se volverán en tu contra cuando te ametrallen y te dejen frita con cuatro palabras-bomba :

 -"LA- CULPA -ES- TUYA". 

Así, en frío, en mayúsculas y directas al corazón.

        Voilá!,  De un plumazo nos damos cuenta de que la tiranía espontánea de nuestros hijos es el precio que pagamos por nuestro derroche de multidisponibilidad eterna. Pero da igual, porque por mucho que en realidad lo sepamos, el deseo irracional de que sepan que "estamos" nos deja cegatas perdías con sordera selectiva... Aunque te hagan sentir muchas veces ridícula, pesada y absurda, por ejemplo al  hacerles su comida favorita , que para ti se ha  convertido en una especie de ritual para hacerles saber lo que ya saben, que los quieres más que a nada en el mundo aunque sean unos encantadores ingratos que no se están enterando de esta peli de entrega incondicional. ¡Pues venga! A ponerlos jartitos de croquetas de puchero, de filetes empanaos o de lo que sea que cocinaras el día que te dijeron: 

- " Pero qué bueno está esto, mamá!- " 

        Y es por estos malabares que hacemos con mucho trabajito para surfear la ola constante del Tsunami de su cariño sin pegarte un castañazo ( ¡y ojo! 4 hijos, 4 tablas y ni se te ocurra por favor ni resbalarte ni pestañear y perder equilibrio), por lo que pienso que ser madre es todo un ARTE:

      Ese justo momento en el que nos damos cuenta de que nuestras madres,-heroicas-, consiguieron con sus días, su compromiso, su tiempo y su amor, tatuarse en nuestro alma y en nuestro corazón para poder llevarlas con nosotros en todo momento. Para que cuando llegue esa espantosa duda que tanto nos atormenta  analizando todo el rato si verdaderamente hacemos bien o  no nuestro papel de buena madre, te acuerdes de ella y repares en que te estás convirtiendo en otra artista que calza sus zapatos, pero dejando otras huellas... Porque somos fuertes porque crecimos contemplando una fortaleza mayor, aprendiendo a desmenuzar la realidad en pequeños trozos para apartar lo secundario de lo verdaderamente importante: VIVIR.

         Cómo podéis comprobar,  este Arte de ser madre se convierte en todo un OFICIO que nos encanta ejercer. Porque lo elegimos libremente, y porque sus "gajes"  en realidad nos dan la vida. Da igual que nos equivoquemos, intentando que no se equivoquen, por más que nos riñan quienes no nos entienden ( ¡ellos!), lo vamos a  volver a hacer; y si nos desenganchamos del vicio, reincidimos porque no lo podremos evitar. Toda madre es todo lo bueno y todo lo malo que nos ha pasado en la vida, haciéndolas responsables con categoría "Senior" de todas nuestras carencias y nuestros fracasos pero jamás de los éxitos. Esto es así; pero cuando empiezas a " comer huevos" de esos que tantas veces te advirtieron que comerías cuando fueras mayor, te das cuenta de cuán difícil es SERLO y más aún HACERLO BIEN.

        Dicho esto, no tenemos que ser las mejores, porque hay mil maneras de querer, pero merece la pena  porque yo personalmente, no quiero a mis hijos como quiero que me quieran, los quiero como me quisieron a mí: intensamente, con humor, ilusión, alegría, esperanza y cariño;  y también con penas, berridos y alguna zapatilla voladora, que no va a ser todo happyflower.

        Ser madre es  AMOR DEL DE VERDAD, LIBRE DE IMPUESTOS, y darles nuestra vida de la manera que podamos,-o que sepamos- siempre estará bien hecho. 

        Porque está claro que lo hacemos bien. Porque todo lo que sale del corazón nunca puede llegar a mal puerto...¡Y es que precisamente nosotras somos el Faro de ese Puerto que les ilumina para que sepan volver a casa después de un paseo por sus vidas!

           SI RECIBEN AMOR DESDE SIEMPRE, ES MUY DIFÍCIL QUE NO SEPAN DARLO.

ASÍ QUE SED FELICES Y AMAD MUCHO A VUESTROS NIÑOS, PORQUE ASÍ AMARÁN 

A LOS SUYOS.

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